Mañana de domingo. Día bastante desapacible y después de un fin de semana casi todo el día en la calle apetecía quedarse en casa.
El almuerzo no prometía ser muy ambicioso: Ayer sacamos del congelador un humilde pollo entero para asarlo al horno.
Entonces me vino a la memoria mi época de niño en la que almorzábamos en casa de mi abuela pollo al horno. Sin pretender hacer la misma receta (no se parece en nada) decidí que aquella pieza de carne se merecía un mejor fín que hornearlo símplemente con jugo de limón, aceite y salpimentado (que por cierto no sale nada mal), así que decidí añadirle algún ingrediente más a mi elección y ahí va la receta:
Ingredientes:
1 pollo entero
1/2 cebolla
4 dientes de ajo
1 zanahoria
manteca de cerdo
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta
1 limón
1 vaso de oporto
1 tomate
Elaboración:
En una fuente colocamos el pollo. Salpimentamos. Frotamos con un diente de ajo toda la superficie del pollo. Con la mano untamos con un poco de manteca de cerdo todo el exterior del ave (Si está muy dura la resblandecemos amasándola un poco con las manos).
Cortamos la zanahoria en rodajas de 1 cm. de grosor y el tomate (sin quitar la piel) y la cebolla en gajos.
Disponemos los dientes de ajo (sin pelar), el tomate, la zanahoria y la media cebolla alrededor del pollo y rellenando su interior.
Exprimimos el limón sobre la piel e introducimos lo que quede del limón en el interior del pollo.
Regamos la pieza con el oporto y con un chorreón de aceite de oliva virgen extra y horneamos a 200º previamente precalentado aproximadamente durante 40-45 minutos (depende del horno) o hasta que la temperatura interna ascienda a 75º. A mitad de cocción le damos la vuelta y regamos con el jugo que va cayendo en la fuente.
Ha salido delicioso. Los papás no pudimos repetir porque los niños lo habían hecho hasta tres veces.
Para rematar esta mañana de domingo de añoranzas, el no haber salido implicaba que no teníamos pan, por lo que introduje en el horno el pan del día anterior (telera cordobesa de masa dura) y me volvió a recordar a aquellos tiempos en los que no había pan los domingos y horneábamos el del sábado. De todas formas, en la mayoría de los casos el pan que se vende en Córdoba el domingo no tiene nada que ver con el de todos los días (pan precocido horneado en el punto de venta o baguettes congeladas).
Hola Manuel !!
ResponderEliminarQué alegría verte y leerte por estos rincones, a ver cuando nos subimos al coche y conducimos hasta Córdoba para estar unos días con vosotros y , de paso, nos deleitas con alguna de esas recetas, que tienen muy buena pinta. Ana os envía múltiples besos (está en el sofá al más puro estilo "domingo tarde", jeje en breve enchufará el carrusel deportivo, supongo... ). Un fuerte abrazo, recuerdos a todos y hasta pronto !!
Berna
¡¡¡Qué barbaridad!!! ¿Cómo has podido ser tan rápido en contestar? Eres el primero que lo hace y no sabes la alegría e ilusión que me ha producido.
ResponderEliminarMuchísimas gracias y una abrazo.
Bienvenido a la blogosfera. Me alegro de haber sido, hasta cierto punto, fuente de inspiración. Abrazos.
ResponderEliminarPor cierto, una pinta estupenda.
ResponderEliminarUmmm! que buena pinta. Ya que nos vemos poco, espero desde aquí conocer esta faceta tuya que para mi era tan desconocida...
ResponderEliminarPor cierto, el proximo finde probamos la receta y te comento.
Besazos
Manolo B.
Enhorabuena Manuel! Me alegra que te hayas animado a colgar un blog, quizás algún dia yo lo también lo haga, espero ver muchas recetitas por aquí, animo! Un saludo.
ResponderEliminarHola Manolo,soy tu vecino Juan Carlos , ya conocia , tan magnifica virtud , pero ahora voy a tener constancia de ello. Recibe un saludo de todos , iremos apreciando esos manjares que tiene escondidos en tu alacena
ResponderEliminarMenuda pinta !!!!
ResponderEliminary felicidades por tu redacción. Muy limpia y entendible.