Restaurante La Cuchara de San Lorenzo

Tenía muchas ganas de ir a este Restaurante desde hace tiempo, aconsejado por varios amigos, y sobre todo al leer el post que le dedicaron en su blog Antonio y Rosa (le he "robado" la foto de la fachada -espero que me perdone-), y hoy ha sido el día.

Había quedado con mi amigo Diego para almorzar y decidí quedar en este Restaurante que a los dos nos ha maravillado.

El local es pequeñito, por lo que se debe reservar. Con una buena decoración y con mesas de manteles individuales, la carta es muy original en su forma, y el contenido, variado, de cocina elaborada pero basándose en los platos tradicionales de Córdoba.

El camarero nos detalló de una forma extraordinaria lo que había fuera de carta y nos dejamos llevar por sus sugerencias. El servicio nos ha parecido extraordinario. Muy amables y atentos.

Pese a ser una cocina, llamémosle, de autor, lejos a lo acostumbrado, los platos son abundantes en su contenido. Menos mal que fuimos prudentes, pidiendo sólo tres platos para luego continuar. Con esta cantidad, quedamos más que saciados.

Pedimos tres platos al centro para compartir:

De primero, una ensalada de boquerones en vinagre, con pimientos asados. Realmente deliciosa. Los boquerones, en su punto de vinagre y los pimientos, buenísimos. Muy bien aliñada.

Continuamos con un parmentier de boletus edulis con queso fundido y huevo cocido a baja temperatura. El camarero nos ha troceado el huevo y mezclado con el resto de los ingredientes, y el olor que ya desprendía delataba el deliciososo sabor del plato. La mezcla del huevo con el queso, fantástica.

Siguiendo los consejos del blog de Antonio y Rosa, nos pedimos rabo de toro desmigado. Lo presentan en forma de timbal en una abundante ración, sobre patatas fritas a fuego lento. Buenísimo. Todo un clásico de la cocina cordobesa y muy cómodo para comer de la forma que lo presentan.

Para terminar, hemos pedido un surtido de postres, que constaba de tres trocitos de suavísima tarta de queso, unas porciones de tarta de toffee, nada empalagosa, tres daditos de una perfectamente elaborada leche frita, y lo que más me ha gustado, un helado de regaliz que me recordaba a los caramelos "Masky" que tomaba en mi niñez. Acierto total con los postres.

Dos cafés para terminar y cuatro cervezas en total, 30,00 € por persona. No nos ha parecido nada caro para lo bien que hemos comido. Os lo recomiendo porque seguro que salís encantados.