Si a un cordobés le preguntáis por la Plaza de Ramón y Cajal, probablemente le pase lo que a mí: que no tendrá ni idea de su localización. Ahora bien, si le preguntáis por la plaza de Lucas, el de los perritos calientes, creo que todos sabrán de qué sitio se trata. Y es que este establecimiento es todo un clásico de nuestra ciudad en el que serán pocos los cordobeses que no hayan probado un perrito caliente.
Cuando era niño, hace ya unos 35 años, cuando iba al colegio Las Esclavas mi madre me compraba una torta pujada de aceite acompañada por unas onzas Nestlé, compradas en Lucas cuando este establecimiento, además de bar, era una tienda de ultramarinos, quizá más especializada en charcutería y bollería.
En mi adolescencia ya quedaba con mis amigos para tomar un perrito en este local, en el que jugábamos también a la maquinita de marcianitos del Ave Fénix.
Es de los pocos negocios que conozco que aún siguen manteniendo su aspecto original y que siguen teniendo éxito. Si lo arreglaran y le hicieran un lavado de cara estoy seguro que ya no sería igual.
Y allí sigue Rafael Gómez, su propietario y nieto del fundador de este establecimiento, no sólo pendiente del negocio, como debe ser, sino que es él, y sólo él el que prepara estos deliciosos perritos calientes.
¿Y cuál puede ser el secreto de su éxito? Yo creo, principalmente que la clave está en la calidad de sus productos. El pan se lo hacen especialmente en un obrador de la ciudad, utilizando menos cantidad de agua en su elaboración y más mantequilla consiguiendo así que la miga no se queme al tostar la pieza en el pincho.
La salchicha que utiliza, como intenta hacerlo con todos los ingredientes, es también de Córdoba. Sospecho que puede ser de Crismona, pero eso es tan solo una suposición.
Y su mejor secreto, la salsa de tomate, que preparan y condimentan ellos. Tiene un toque especial y pienso que puede ser un poco de curry. Además tiene aspecto de salsa casera pues tiene la textura que tiene esta salsa cuando la hacemos con tomates naturales o triturados de lata.
Si te pides un "completo", además de su salsa de tomate, la mayonesa y la mostaza, se acompaña el perrito con unas cucharadas de cebolla caramelizada que está soberbia.
En su local concurren clientes de lo más variopinto: familias enteras con sus hijos (como es mi caso), gente joven, mayores,... la mayoría clientes que siempre vuelven.
Prueba de lo buenos que están los perritos calientes de Lucas es que a mis hijos, si les doy a elegir entre el Mc Donalds, Foster, pizzerías o los perritos de Lucas, no hay duda de que eligen este último. Y aquí ni regalan juguetitos ni salen sus anuncios en televisión. Simplemente los probaron y quieren repetir. Además, que unos niños de 7 y 8 años se tomen dos perritos cada uno tiene que ser porque están deliciosos.
Otra curiosidad: mis sobrinos de Alicante, los hijos de Randolo, cada vez que vienen a Córdoba no perdonan ir a Lucas a cenar un perrito. Por algo será.
Los cordobeses creo que no descubren nada nuevo en este post pero a los que no sóis de aquí y visitéis la ciudad, es de obligado cumplimiento hacer una parada en Lucas y reponer fuerzas con un delicioso perrito caliente.
Lucas
Plaza Ramón y Cajal
Córdoba
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Buen provecho y saludos desde Córdoba.