Vivimos unos tiempos en los que la prisa nos invade. Muchas veces compramos todo en los grandes supermercados para ahorrarnos el tener que ir a varios establecimientos, en detrimento, claro está, de la calidad y de un precio razonable.
El motivo de este post es el de romper una lanza por el comercio tradicional, y más concretamente, por la carnicería de barrio.
En los grandes establecimientos, la carne se encuentra envasada en raciones individuales o familiares. El precio en muchos casos es prohibitivo, y sobre todo no tenemos a nuestro lado al carnicero de confianza que nos asesore sobre el producto que vamos a comprar.
Como dice Karlos Arguiñano, lo que hay que hacer es seleccionar aquella carnicería que nos merezca nuestra confianza y repetir siempre. Así ganaremos la confianza de nuestro carnicero y la garantía de éxito en nuestra compra estará asegurada.
En mi caso, lo de repetir no fue por ninguna estrategia, sino que la calidad del producto que compraba se notaba desde la primera vez y ello me obligaba siempre a volver.
La carnicería “Curro” se encuentra en la zona donde trabajo; en un barrio de gente trabajadora. Está regentada por Juan y su madre, que siguieron el negocio de Curro (padre de Juan).
Esta carnicería destaca por la gran variedad y calidad de sus productos: vacuno de la Cooperativa del Valle de los Pedroches (Córdoba) y de la zona de Valdepeñas, cerdo ibérico del Valle de los Pedroches, y una amplia gama de productos de charcutería. A destacar, entre otras cosas, el chorizo para freir de elaboración propia, así como chorizo y salchichón ibéricos también hechos por Juan.
Asimismo realizan artesanalmente diversos productos típicos a saber: flamenquines, sanjacobos, pinchitos, hamburguesas, albóndigas … y un sinfín de preparados utilizando siempre buena materia prima.
Para Nochebuena me he encargado yo de preparar la cena para 10 adultos (y unos cuantos niños). La solución para tan dificil elección me la dieron en la carnicería (seguro que esto no lo hacen en un Carrefour o Mercadona de turno). He probado a hornear un lomo ibérico al que le hacen unas hendiduras y en estas introducen tocino ibérico, bacon y queso. Sólo tuve que salpimentarlo, le añadí aceite y Oporto y lo horneé unos 45 minutos a 180º. Quedó buenísimo.
También Juan me preparó un pollo deshuesado y relleno con champiñones, pimiento rojo, carne picada, huevo duro y diversas especias. Este necesitó bastante más tiempo de cocción. Lo preparé de la misma forma que el pollo al horno del post de hace dos semanas. Quedó estupendo y de muy buen sabor.
Para elección de los comensales preparé dos salsas y dos guarniciones: Una salsa de reducción del jugo que me quedó de hornear el pollo junto con una copa de Oporto y otra de Pedro Ximénez y un poco de caldo de pollo (fue la que más gustó). Hice también una salsa de setas que a alguno les gustó mucho y otros no le hicieron muchas fiestas (prudentes ellos). A mí tampoco me volvió loco.
Muy buenas salieron las guarniciones:
Unas chalotas glaseadas al Oporto. La receta la saqué del blog de Garbancita. Merece la pena hacerlas. Ella las hace con cebollitas francesas y yo con chalotas porque era lo que tenía en casa.
La otra guarnición me dio la receta L. Se trata de una cebollas caramelizadas con azúcar moreno y Pedro Ximénez, acompañadas de almedras, pasas y canela. La elaboración es bien sencilla: 1 kg. de cebollas cortadas en juliana, La sofreimos muy lentamente durante bastante tiempo, removiendo a menudo. Cuando esté muy, muy blandita le añadimos unos 200 grs. de almendras crudas, un chorreón de Pedro Ximénez y el azúcar moreno. Removemos continuamente hasta que se caramelice la cebolla. Espolvoreamos con un poco de canela al gusto y le añadimos las pasas. Queda buenísimo.
No quiero concluir este post sin destacar el trato tan excelente que se recibe en este tipo de establecimiento. Como a Juan también le gusta mucho la cocina, si la cosa está tranquila nos pegamos unas parrafadas culinarias de aúpa. Intercambiamos recetas, me enseña sus nuevos productos (se está haciendo con un amplio abanico de seleccionados alimentos tales como conservas, quesos, vinos, aceites, encurtidos,etc)… Y sobre todo, me aconseja y lo que más me agrada, me desaconseja un producto cuando ve que no está en las mejores condiciones.
En definitiva: dejaos de grandes supermercados para comprar la carne, la fruta, la verdura y el pescado, y acordémonos de nuestro tendero de barrio o del mercado de abastos que son los que mejor producto nos pueden ofrecer.