El consejo que siempre doy para la repostería es que las recetas se sigan al pie de la letra. En el resto de recetas, la improvisación puede no notarse mucho (incluso se puede mejorar la receta original).
En el caso de la repostería, hay que ser muy metódico con las medidas que nos indique la receta.
Fundamental es también el orden en el que se incorporan los ingredientes: en la mayoría de los casos dicho orden no es arbitrario, sino que es primordial para la elaboración del plato.
Muy importante es también, en el caso de que se necesite, el horno. La temperatura de cocción, y el tiempo, son muy importantes. Si se está horneando alguna masa, y se necesita que esta suba, nunca, bajo ningún concepto se debe abrir el horno durante el tiempo de cocción. La temperatura baja muchísimo en cuanto abrimos la puerta, y la masa baja al instante.
Pero aunque sigamos las recetas rigurosamente, puede ser que el plato no nos salga bien. Entonces, lo que hay que hacer es descartar la receta, pues las medidas o la forma de cocción están equivocados (hay muchas recetas que tienen este tipo de errores).
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